top of page

Agradecimientos

     Ante todo, gracias por acompañarme esta tarde en la presentación de mi primera novela. Quiero decir que la escritura es un acto solitario. Aún así, también hace lazo y por eso mismo hoy estamos acá reunidos compartiendo este momento que para mí es un bautismo de fuego, un acto que me llevó mucho tiempo gestar, desde aquella tarde en que escribí la primera frase que abre «Nínfula»: Llueve en Buenos Aires; un día más de lluvia (como otros) y sin embargo único e irrepetible (como cada uno). Este acto irá cobrando sentido, espero, en cada lector de «Nínfula», a medida que inicien su encuentro singular con ella.

     Quiero dedicar esta presentación a Pelino y a Mainque, mis compañeros silenciosos en el acto solitario que fue escribir esta historia. Lamentablemente, hoy ellos ya no están pero su marca permanece, al igual que la de otros seres queridos que han partido. «Nínfula» inicia justamente «La trilogía de lo perdido», quizás lo recupera, lo transforma, le da forma de recuerdo al que volver.

Creo en la ficción, en su poder, de no solo transformar lo real sino de crear otros mundos posibles, alternativas al vacío. La primera vez que fui al taller de Claudia Masin tenía escritos ya tres capítulos de «Nínfula», y suponía que íbamos a trabajar en mis poemas (me refiero a un poemario aún inédito, titulado «La número veintitrés [poemas de A para G]», que es prehistoria y diría bonus track de «Nínfula»), pero no fue así. El deseo que escribía en mí esta historia fue más fuerte, y esa experiencia de trabajo no solo transformó mi escritura sino también a mí, dando pie a que escribiera después «La piel de la oruga» (editado en 2016 por Viajero Insomne) y el resto de los libros que le siguen, poemarios y novelas aún inéditos.

     Nada de esto hubiera sido posible sin «Nínfula», el demonio de las niñas. Quiero agradecer a Claudia por haberme acompañado y guiado en ese proceso tan difícil pero a la vez hermoso. Después de eso, «Nínfula» sufrió múltiples metamorfosis: la corregí, la re-corregí, llevé un proceso en solitario otra vez donde la reescribí y hasta le saqué cien páginas. Hasta el último minuto antes de mandarla a imprenta trabajé en ella y sus detalles. Ya era hora de darle un punto final (como a una costura en la piel) y entregarla al mundo. Es por eso que estamos hoy acá.

     Quiero agradecer a mis padres por apoyarme en mis proyectos por más excéntricos que parezcan, por estar siempre y creer en mí. A mi papá por transmitirme el amor a la literatura y a la poesía, por leerme cuando yo todavía no sabía hacerlo, por enseñarme que puedo (total, la vida ya se encarga de enseñarnos lo que no), por bancarme si no llegaba a poder costear esta edición (que felizmente, en la preventa y gracias a muchos de ustedes que compraron la novela, fue posible), por viajar y estar hoy acá. A mi mamá por hacer todo y más por mí, por salvarme tantas veces en los peores momentos, por ser mi mamá. Por prenderse en “mis locuras” (como dice), se quedó cosiendo los detalles de esta chaqueta soñada de Sgt Pepper’s hasta la madrugada y hace un rato también; se estudió cada detalle del traje de Paul (McCartney) para que fuera un digno homenaje; me acompañó a buscar cada elemento y a recrearlo aguantando mi perfeccionismo extremo. Gracias a ella hoy puedo ser por un rato El 5to Beatle.

Gracias al Team Nínfula!! Alejandro Martínez (Lautaro Arauco), poeta jujeño que sin conocerme me enseñó a maquetar una tarde en el Havanna afuera de la feria del libro en Plaza Italia y me ayudó a concretar el diseño de tapa exactamente como yo lo había diseñado. A Paula Novoa, por hacer una lectura maratónica con corrección incluida para que «Nínfula» llegara a ustedes minimizando todo lo posible cualquier error; por sus consejos e intercambios y por estar hoy acá presentándola junto a Gabriel Belucci. A Gabriel por ser el primer lector oficial de «Nínfula» terminada, por ser quien me incentivó a publicarla y escribir ese generoso prólogo que la acompaña, por darme la confianza cuando yo la perdía. A los dos gracias por creer en mi escritura, por su amistad, porque sin ese apoyo no sé si me hubiera animado a hacer todo esto sola, aunque diría que más que sola, With a Little help from my friends (como dicen los Beatles). Lo mismo quiero agradecer a quienes colaboraron comprando el libro en preventa para que consiguiera autoeditarme. Mardelobos es mi hacer del vértigo y del miedo un desafío; volverme amo de mi propio destino. Es muy difícil que las editoriales apuesten a una autora desconocida con una novela de (exactamente) 424 páginas… pero, como el Otro no existe, acá estoy yo hoy cumpliendo un sueño, vestida de Paul y comprobando que donde y cuando el deseo causa, estas cosas se pueden concretar. Gracias a mi amiga Anahí, quizás mi primera lectora ya desde la escuela en los recreos cuando le llevaba mis poemas. Hoy está acá ayudándome también, ella, que tantas noches se ha ido a dormir después de leer algún capítulo de la novela que esté escribiendo al momento y flasheando con eso. Gracias a mi familia y amigos por estar. No puedo nombrar a todos pero quiero destacar a mi tía Marcela que me prestó su notebook para que pudiera instalar el programa que me permitió maquetar la novela y también hizo así este libro posible. A Pri, Chelka, Tetiyas, Pabli, Steve, Cristina, Nahuel Ibarzabal, por haber estado en el proceso de escritura. Gracias a Agustín de TAO TE BEER por cederme hoy su espacio acá para presentar «Nínfula», a Danilo Zarate Pachecho por contactarnos. A Sergio de Semilla por sacar los libros en tiempo record contra lluvia, feriados y apagones. A quienes difunden mi escritura porque realmente lo sienten, porque les interesa y no por conveniencias. Desde ya, no duden en compartir si les gusta algo de «Nínfula», con pares de boca en boca y en las redes sociales (#Nínfula, FB/NínfulaMM, Instagram/ninfula.mm). Los lectores son su prensa (para ser claros, no hay prensa más que sus lectores). Y por último, gracias a mis amados personajes: G y A, porque son parte de mí. Gracias a todos ustedes. Deseo de corazón que disfruten leyendo «Nínfula» y se queden con ganas de más. Y entonces, vuelvan…

 

MELISA MAURIÑO

Buenos Aires

22 de junio de 2019

DSC_5464.JPG
bottom of page