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Ánima

[la trilogía del asombro I]

Poemas

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COMPRÉ LA MANZANA EN UN PUESTO DE FRUTOS

la elegí entre muchas otras por su brillo

mítico de escarabajo.

 

Pregunté a la mujer si podía enjuagar

lo que estaba a punto de morderme

suspendido entre el hambre

y la belleza del mundo cuando nos quedamos solos.

 

De espaldas ungió el misterio

para mí la bolsa llena de agua dulce

donde flotaba luminosa mi manzana.

En ella fui, de un vistazo, feliz.

 

Salí a la calle gritando:

"¡Me llevo un gran pez dorado!"

La mujer reía, nada más que risas en la boca

y mi vestido rojo se agitó en el viento

como una hoja sujeta al devenir.

 

Flameaban las branquias, pequeños cortes,

la etiqueta azul sobre su aleta dorsal

parecía una estampilla de otra estrella.

 

Abrí la bolsa a los pies

de un árbol seco,

bañó sus raíces

la manzana de un salto

voló de rama en rama

destelladas en el aire

y saludó al árbol, una imagen sorprendente

de su temida muerte

cautiva en la celda de un acuario cruel.

 

En su vuelo dorado se apagó mi hambre,

el árbol devino de pronto manzano

las hojas ondularon como algas en el cielo

y los peces, rojos soles recién cosechados

volaban en círculos como quien tantea

por primera vez la libertad.

***

QUISE ENHEBRAR EL OJO DEL CALAMAR

no tenía claro si la tinta era sangre o sólo tinta

como cuando se corre lo que escribo y se mancha,

como cuando lastima

los puntos en la herida cuando se va secando el poema

¿cuántos puntos o versos

hasta que se alivia lo incurable?

 

tenía ocho años y extendía sobre la mesa el cuerpo

flexible, tendida en la bandeja

de aluminio reluciente espejo

mi imagen, el bisturí

un tallo plateado entre los dedos

las suaves membranas de la piel

los tentáculos salinos

tan húmedos y sus cráteres rosados,

quería lamerlos y ensuciarme los labios

y las manos con su jugo

azul o negro, probar

su rigidez con mi lengua

 

yo escribo porque duele y la pluma se desborda

pero si fuera sangre, ¿qué pasaría?

¿o acaso no es sangre lo que se enfría y se va

tornando oscuro, escritura

debajo de la terca paciencia de un cadáver?

***

DEJO CAER UNA MONEDA A TRAVÉS DE LA RANURA

Y EL MUNDO SE MUEVE

la máquina respira, oxigena la tierra:

tiene branquias azules que recorren

esa membrana arenosa y sensible;

callosidades minerales recuerdan

accidentes geográficos donde yacen ocultos

tus placeres: otros múltiples demonios,

su riqueza oscura.

 

El núcleo se dilata si lo acaricio

como el sol de enero, la cabeza candente

del alfiler que agujerea tu carne.

 

Otra moneda: camina el mundo.

Soy el animal que aprendió a decir

que no.

 

Recorrí la ciudad buscando el fruto perfecto

para que nomeolvides,

la manzana más roja entre tus labios mi boca

y un veneno sin antídoto que arruine

la felicidad. Caminé también

tratando de no pisar con mi derrota

el esqueleto de las flores

destripadas junto al cordón de la vereda.

 

El hombre del delantal manchado de clorofila

baldeaba los restos y el agua

arrastraba lejos sus órganos florales,

un espectáculo temible, ese olor a funeral.

 

Los pétalos se caen.

Soy un ánima entre tantas debajo de tu almohada,

el sueño que reposa en la corteza de tu nido

donde tus pichones aprenden tu canto,

se cuecen con el calor de tu voz.

 

Aprendemos a escuchar

lo que el viento lleva y trae, sus denuncias.

 

Un chico en Gelderland

se encierra en su cuarto y espera el apareamiento

de una pareja de polillas Automeris naranja en cautiverio.

La hembra atrae al macho

pero ninguno responde al llamado del perfume.

El chico elige al más hermoso,

lo decapita y lo une a la hembra a la luz de la luna.

Lo llaman el método más simple.

El macho sin cabeza

fecunda a la hembra durante toda la noche.

Está muerto: un orgasmo verdadero

sin restitución a la unidad del cuerpo, infinito.

 

En Heemstede un coleccionista espera

con ansias la llegada

de los hijos que llenarán sus vitrinas

de ejemplares novedosos, distintos,

únicos e irrepetibles.

Nunca alcanza.

¿Dónde está tu cuerpo esta noche?

¿En qué almohada reposa tu cabeza?

 

Dejo caer mi última moneda

a través de la ranura y el mundo se conmueve.

Cierro los ojos, duermo en el perfume

de las flores que no encontré para darte,

para que nomeolvides.

¿Qué es eso

que mueve el mundo desde que no estás?

Soy el animal

que aprendió a decir que no.

Ánima - La trilogía del asombro I-

(mardelobos, 2022)

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