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Prólogo

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Deja que tu vida sea la contra-fricción que detenga la máquina.

Henry David Thoreau

 

 

 

Renunciar a nuestra memoria

 

La infancia ha dejado de ser un lugar seguro.
Lo que pasa por la máquina de recordar es tergiversado por nuestras emociones.
Hay un encuentro entre sombra y luz en la superficie pero:

¿Qué ocurre en el fondo de los seres? ¿Cómo se reinventa la risa?

Nietzsche proponía cultivar una risa de oro, elevarse sobre la risa común mundana

¿No es acaso lo que plantea la poesía en la riqueza de sus matices musicales?


Para reír es necesario recorrer caminos nuevos, lo que se repite eternamente pierde su gracia. Deja de aliviar lo humano. Arthur Fleck renuncia a su primera bondad mundana, la del amor ciego a la humanidad, entonces:

¿Qué puede encontrar detrás de la máscara de su infancia?

 

El camino que sigue este libro es ambiguo y necesario. Por una parte, está construido en un tiempo complejo, emocional, intenso de su autora. Por otro, se extiende en lo necesario de la investigación.
 

Puedo afirmar también, que este libro es un disco, una banda de sonido. Si uno cierra los ojos puede sentir la vibración de la melodía flotando a nuestro alrededor:
Aquellos que fueron vistos bailando, eran considerados locos por quienes no podían escuchar la música (Nietzsche).

 

Es esa la invitación que el lector encontrará entre sus páginas, una invitación a bailar y a reinventar la manera de leer la risa. Es necesario renunciar a lo que sabemos. Que el cuerpo nazca de una vez, como la luz nace del vacío o el poema de un instante de contemplación mística.

 

Lector, lo que usted tiene entre sus manos también lo tiene a usted y le propone una experiencia de viaje.
 

Y lo invito a preguntarse:

 

¿Podrá renunciar a su felicidad por la felicidad del otro?

 

Arthur Fleck no es ni héroe ni villano. Este libro no lleva una única dirección.

 

¿Cuántas veces puede usted soportar la misma broma del destino antes de decir basta?

 

Espero se encuentre incómodo y deba volver a la lectura una y otra vez. Le deseo una experiencia pequeña como la espina encarnada.     

 

Después de la lectura su soledad no volverá a ser la misma.  

 

 

Milo Bazso

11 de enero de 2020

Ciudad de Córdoba

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